
Subirse a una bicicleta danesa puede resultar un poco complicado al principio, sobre todo, para ponerse en marcha. Lo más habitual es encontrarse en el manillar sólo el freno de la rueda delantera y que la rueda trasera se detenga girando hacia atrás el pedal. Según el Ayuntamiento de Copenhague, en la capital danesa hay más bicicletas que habitantes. Están por todas partes. Eso sí, no se ven bicis de montaña, ni tampoco de servicios de préstamos. Son todas urbanas y a cuál con más estilo. La Embajada Danesa de la Bicicleta -una red de empresas, administraciones y ONG que se encarga de enseñar por el mundo cómo se usa aquí este vehículo no contaminante- afirma que nueve de cada diez daneses tiene una bicicleta y que cada año se venden en el país medio millón de estas máquinas.(elpais.com)
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