17 abril, 2011

El bicing suma adeptos en Capital Federal

Salvo que llueva mucho, Guadalupe Piñero, de 38 años, no lo duda: hace ya algunos meses cambió el subte por su bicicleta plegable para ir y volver del trabajo. Desde la zona de Congreso, donde vive, baja por la bicisenda de Perón o por el carril preferencial de Corrientes hasta Madero, retoma por Bouchard y, en cuestión de minutos, llega a la puerta de Clarke Modet, la consultora donde trabaja.
Quien llevó la idea a la empresa fue su compañera del Departamento de Marketing Marcela Molina Pico, cuando se enteró de la existencia del programa Empresas Amigas de la Movilidad Sustentable del gobierno de la ciudad, que fomenta el uso de la bicicleta entre los empleados como una alternativa de transporte.
Clarke Modet & Co. es una de las 47 empresas que adhirieron al programa y que, para honrar su compromiso, ofreció a cada empleado pagarle el 50 por ciento del valor de la bicicleta que quisieran comprar."La empresa nos dio cinco modelos para elegir y finalmente terminó comprando el ciento por ciento del valor de las bicicletas de los siete que nos enganchamos, el 20% de los empleados", cuenta Guadalupe a La Nacion, convencida de las múltiples ventajas que da este medio de transporte frente a otras opciones como el colectivo, el subte o el auto. Con la bici ganás tiempo, es buena para la salud e, incluso, llegás al trabajo despejado, te hace bien a la cabeza", relata.
A Marina Pérez Alati ni su embarazo la hizo retomar el colectivo para ir al trabajo. Ahora prefiere caminar las 15 cuadras que separan su domicilio de Casa Calma, el hotel boutique situado en Suipacha y Marcelo T. de Alvear donde se desempeña como gerenta desde hace un año y medio. "Cuando llueve y me tengo que tomar el 150, me quiero matar. Con la bicicleta, empecé a disfrutar del trayecto, algo que antes era como parte del trabajo", dice.
A Casa Calma, un hotel que utiliza una modalidad sustentable, con productos orgánicos y materiales de construcción certificados ecológicamente, le vino como anillo al dedo la iniciativa del gobierno porteño. "Fue una manera de sentir que, desde el Estado, te respaldan. Por eso, nos sumamos y decidimos regalar una bicicleta a cada uno de los 15 empleados, siempre que tuvieran tres meses de antigüedad, y ofrecerle dos bicicletas de bambú a los huéspedes".
Recuerda que el día que entregaron las bicicletas, ella se acercó a Vanesa, una de las mucamas del hotel, para preguntarle qué le pasaba porque, a diferencia del resto, no parecía muy contenta: estaba emocionada porque nunca había tenido una bicicleta. Marina reconoce que a muchos les costó animarse a usarla para viajar al trabajo, pero otros, como Dolores Sojo, lo hicieron. "Como vivo cerca del Parque Las Heras uso la bicisenda de Libertador y después subo por Esmeralda. Es otra forma de arrancar el día", cuenta.
"Hace un tiempo el 70% de quienes tenían bicicleta no la usaban. Hoy, esas bicis que estaban guardadas están en la calle", asegura Claudio Canaglia, presidente de la Cámara Argentina de Comercio e Industria de Bicicletas, Partes, Rodados y Afines, quien señala, además, que el crecimiento del uso de este medio se refleja en la mayor demanda de reparaciones y en el crecimiento de las ventas, especialmente de los modelos urbanos y mountain bike.
Según Canaglia, en la Capital, el auto es el problema. Y lo grafica con un ejemplo: "Pudimos comprobar que, un día de semana, a las 8.30, sobre la Avenida del Libertador, en los 300 metros que van desde la 9 de Julio a Montevideo, con el tránsito parado, hay 140 personas, la mayoría solas dentro de autos. Esa cantidad de gente entra en tres buses grandes. Ahora, ¿cómo le hacés entender al tipo que está ofuscado, ahí con el auto frenado, que él es el problema?"
Canaglia tiene una cadena de bicicleterías y es coherente: de un local a otro se mueve en bicicleta. "Desde el local de Palermo, ahí cerca del Paseo Alcorta, hasta el de Suipacha y Tucumán tardo 14 minutos, mientras que en auto serían 25 Además, me ahorré la plata del estacionamiento y la clase de spinning", dice. De todas maneras, aún ve algunos inconvenientes para quienes eligen la bicicleta para ir a trabajar: ¿Dónde la dejo? ¿Y dónde me baño? Para esas preguntas, algunas empresas ya tienen respuesta.
Los shoppings Abasto, Alto Palermo, Paseo Alcorta, Buenos Aires Design, Dot y Patio Bullrich inauguran formalmente el miércoles sus nuevos estacionamientos para bicicletas. Si bien en la mayoría ya estaban funcionando. "Son espacios gratuitos y seguros para los clientes. En los shoppings más grandes están cercados con jaulas y en el resto hay bicicleteros. La idea es promocionar el uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo y generar conciencia acerca del cuidado del ambiente", señalan en IRSA, la sociedad dueña de estos centros comerciales. A 60 metros de las oficinas de Coca- Cola, en Paraguay al 700, además de acondicionar un espacio en un estacionamiento de autos para las bicicletas de los empleados, la empresa habilitó dos vestuarios con duchas y lockers.
"Por el momento, la respuesta de los empleados no es masiva, pero nuestro objetivo fue facilitar las condiciones para que el viaje en bicicleta sea una posibilidad más", dice Alejandro Melamed, director regional de Recursos Humanos para el sur de América latina de Coca-Cola.(La Nacion)

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