24 julio, 2009

La bici de un palo

Heriberto Enrique Labarca Contreras tiene setenta años y entre sus muchas historias de vida cuenta con una digna de destacar. Él hizo con sus propias manos una bicicleta, pero no cualquiera. Construyó una de palo.
Fue en el verano de 1958, él tenía dieciocho años de edad y, según cuenta, “estaba ocioso”. Pensó en algo en qué distraerse y como en la localidad había sólo una bicicleta en ese entonces, pensó en dedicarse por completo a la labor de construir una. Además la idea nació de una necesidad, porque “yo no tenía plata para comprar una bicicleta en esos años”.
Labarca Contreras le puso nombre a su bicicleta, le llama HELCO, ello por sus iniciales y porque es una marca exclusiva. Este hombre aún vive en la localidad de Canta Rana, ubicada al interior de la comuna de Rengo, dice que gracias a su invento conquistó a su actual esposa.
La bicicleta en cuestión la hizo excluyendo los típicos materiales. Se demoró diez días en la labor. “La horquilla es de madera de olivillo, el manubrio es de madera de boldo, el marco es de mimbre, los rayos son de madera de olivillo y de espino, las masas y pedales son de espino”, cuenta este ingenioso hombre. Según recuerda Heriberto Labarca, su creación causó tal alboroto, que cuando salía a comprar el pan todos quedaban con la boca abierta al ver la bicicleta de palo. Seis años pasaron antes de que Heriberto pudiera comprar una bicicleta de las tradicionales. “No hay como la mía, de madera jamás, y lo mas importante es que ésta tiene resortes adelante y atrás. En esos años no habían así, y hoy en días son muchas las marcas que me copiaron el modelo”.
Para el anecdotario quedó una experiencia con la televisión, y es que el año 1976 la producción del programa Sábado Gigante lo contactó para que diera a conocer su invento, pero no sino hasta el año 1992 –cuando el programa cumplió treinta años–, que este hombre conversó con el animador sobre su invento. “A Don Francisco le interesó conocer mi bicicleta, se interesó mucho en ella. Fue un orgullo para mí estar al lado de él. En esa oportunidad me dijo que nunca vendiera mi invento porque era realmente bonita y que jamás había visto en su cámara viajera una igual”, dijo Heriberto. El hombre cuenta que hubo muchos otros interesados en su invento, de hecho le ofrecieron dos millones de pesos por su bicicleta hace un tiempo. “Hubo personas que se la querían llevar a Italia, a un museo, pero yo prefiero que ella se quede por acá en Chile en algún museo por que es un recuerdo lindo de mi época cuando yo tenía 18 años y pololeaba”.

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